lunes, 1 de octubre de 2012

RUTINAS DE LA VIDA: MADRUGAS EN LA NOCHE ALTEÑA


Es una madrugada, donde mi presencia en este sitio no tiene una explicación lógica, creo que el sentido de la vida y su rutina pueden explicar esta situación tan compleja de las personas. ¿Habrá alguna solución para estar más allá de esta angustia?, en esta cuestión nacen y mueren tantas preguntas como respuestas; aquello que está detrás de la noche, me llama constantemente, es hora de opacar ésta zozobra, aunque sea por un cerrar y abrir de ojos; a continuación describiré aquellas curiosas prácticas de sociabilidad.

Mi reloj marca 4:48 a. m. se puede observar que casi todas las luces del alumbrado público están encendidas; hace mucho frío se oye el viento cual si fuera un susurro. El reloj público marca las 11:00 (la pregunta es a.m o p.m) busco agazaparme hacia el lugar donde menos frío hace. De pronto pasa un borracho tambaleándose. Pasa un barrendero arrastrando dos bolsas grandes. Por la poca visibilidad, no se puede observar bien el rostro de las personas. Hay muchos minibuses estacionados. Un borracho se mete a un taxi gritando, ¡No soy ningún tribilin!, ¡Vete al carajo! El frío es cada vez mas intenso el cielo está completamente encapotado.

El reloj público marca 11:00. En una esquina tres borrachos se ponen a discutir, no logro oír bien el motivo de su discusión. Pasa otro barrendero encapuchado empujando un carrito en muy mal estado; en la otra vereda hay cuatro kioscos abiertos parece que ahí se vende comida. Mi reloj marca 5:05 a.m. Los semáforos son violados por todos los conductores. Seis letreros grandes de alojamientos invitan a mentir. La neblina se apodera de todas calles. Pasan dos hombres vestidos de color fosforescente, como mi buen amigo “él Loco” diría, parece que son “tombos”. Ayudantes de Minibuses anuncian, Kollasuyo, Garita, Cementerio, Rodríguez y luego pasa una caravana de lustrabotas o lustra cachos casi  todos encapuchados, tienen pinta de guerrilleros.

El reloj público aun marca las 11:00; Dos pasacalles gigantes anuncian “Tropicondor bailable, por el día de los enamorados desde el Perú frente a frente. Delirios del amor y chiquititas olvidadas” Lugar Local “Roberts”. Dos mujeres, algo ebrias pasan elogiando a sus amantes. - “El yuqalla de mi marido es cualquier cosa, mi taxista si que sabe cómo consentir a una mujer de verdad”, la otra mujer contesta – No es que me quiera alabar, pero mi sastre tiene algo que tu taxista no la tiene así. Pasan dos jóvenes gritando – “¡Quién como yo Papi de Papis!” ¡Fundador de los Intocables carajo!, las mujeres “mi llueven”.

El concierto de los minibuses aumenta. En medio de la neblina, sólo se ven luces de autos. Más kioscos empiezan a abrir sus puertas. De pronto pasa un par de policías persiguiendo a dos hombres a uno de ellos se le cae el tolete. En medio de la calle dos “señoritas” en estado etílico discuten. – “! Eres una perdida ¡”, la otra responde llorando – quien te has creído para decirme eso, además tú te has regalado tu manto de inmaculada al primero que se te ha cruzado en el camino.

Hay un total congestionamiento de minibuses. Cuatro licorerías están abiertas. Pasa un borracho solitario haciendo demostraciones de Karate. Otro borracho pasa lanzando piropos contra el gobierno -“Evo es un tara igual que mi Boby, ese cocalero es un pichicatero, un hijo de la santísima desconocida”. Los Minibuses no respetan los semáforos. Un auto pasa por la vereda (él conductor parece estar borracho). Pasa una perrita seguida de muchos perros, lo curioso es que todos son Chapis. En los kioscos se aglomeran mucha gente. Un anciano borracho pasa vociferando – “¡Soy luchador campeón de campeones y que!”.

Son las 5:45 a.m. el trafico de personas aumenta. El reloj público marca las 11:00. El frío es menos intenso ayudantes de Minibuses gritan más fuerte Kollasuyo, “cementerio, Garita, Rodríguez, un boliviano, un boliviano”. Varios borrachos pasan empujando un auto viejo, después de un rato un Radio Patrulla lo detiene y los borrachos se dan a la fuga (parece que eran ladrones). El día empieza a esclarecerse, las luces de los postes se van apagando de a poco. Una cholita pasa gritando – “¡Sírvase Willkaparu, linaza quinua con leche¡”. Una señora del kiosco grita – “¡Sopita de maní con pollo, albóndiga, un boliviano, un boliviano”! Pasa un Radio patrullas sin respetar los semáforos. Un Radio Taxi se estaciona sale su ocupante gritando - ¡”Concha su madre que te parió, por qué me quieres robar de frente”!.

El reloj público marca las 11:00, el ruido de las bocinas empiezan a dar su serenata. Llega un agente de transito cargado de conos de señalización. A las esquinas llegan vendedores de jugos de quinua. Una señora totalmente ebria habla por el celular algo así – “¡Pancho socalepito, is la huivara de caballero quimia joriro con la Malquiavilincha, piro lo mito bala in las bulas calajo!”. Un taxi se estaciona para descargar (parecen ollas) luego la señora muy molesta discute con el conductor – “¡En doce bolivianos habíamos quedado!, cómo me vas a querer cobrar tanto, pareces qiwsa”. Se escuchan por un parlante del kiosco “Faltan cinco minutos para las seis, este es su programa el gallito despertador”.

El reloj público marca 11:00 tres agentes de transito tratan de dar orden en el caos vehicular. Una mujer abre el puesto de periódicos. Dos jóvenes en un estado lamentable pasan abrazando a una mujer a quien se le está cayendo el pantalón. Al lado de las licorerías, hay tres taxis viejos estacionados con letreros luminosos “Servicio Nocturno puerta a puerta”. Para matar el frío trato de ocultarme en el túnel mas siniestro antes de seguir describiendo más esa imagen surrealista urbana transportada al presente.

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