Es una
madrugada, donde mi presencia en este sitio no tiene una explicación lógica,
creo que el sentido de la vida y su rutina pueden explicar esta situación tan
compleja de las personas. ¿Habrá alguna solución para estar más allá de esta
angustia?, en esta cuestión nacen y mueren tantas preguntas como respuestas;
aquello que está detrás de la noche, me llama constantemente, es hora de opacar
ésta zozobra, aunque sea por un cerrar y abrir de ojos; a continuación
describiré aquellas curiosas prácticas de sociabilidad.
Mi reloj marca
4:48 a. m. se puede observar que casi todas las luces del alumbrado público
están encendidas; hace mucho frío se oye el viento cual si fuera un susurro. El
reloj público marca las 11:00 (la pregunta es a.m o p.m) busco agazaparme hacia
el lugar donde menos frío hace. De pronto pasa un borracho tambaleándose. Pasa
un barrendero arrastrando dos bolsas grandes. Por la poca visibilidad, no se
puede observar bien el rostro de las personas. Hay muchos minibuses
estacionados. Un borracho se mete a un taxi gritando, ¡No soy ningún tribilin!,
¡Vete al carajo! El frío es cada vez mas intenso el cielo está completamente
encapotado.
El reloj
público marca 11:00. En una esquina tres borrachos se ponen a discutir, no
logro oír bien el motivo de su discusión. Pasa otro barrendero encapuchado
empujando un carrito en muy mal estado; en la otra vereda hay cuatro kioscos
abiertos parece que ahí se vende comida. Mi reloj marca 5:05 a.m. Los semáforos
son violados por todos los conductores. Seis letreros grandes de alojamientos
invitan a mentir. La neblina se apodera de todas calles. Pasan dos hombres
vestidos de color fosforescente, como mi buen amigo “él Loco” diría, parece que
son “tombos”. Ayudantes de Minibuses anuncian, Kollasuyo, Garita, Cementerio,
Rodríguez y luego pasa una caravana de lustrabotas o lustra cachos casi todos encapuchados, tienen pinta de
guerrilleros.
El reloj
público aun marca las 11:00; Dos pasacalles gigantes anuncian “Tropicondor
bailable, por el día de los enamorados desde el Perú frente a frente. Delirios
del amor y chiquititas olvidadas” Lugar Local “Roberts”. Dos mujeres, algo
ebrias pasan elogiando a sus amantes. - “El yuqalla de mi marido es cualquier
cosa, mi taxista si que sabe cómo consentir a una mujer de verdad”, la otra
mujer contesta – No es que me quiera alabar, pero mi sastre tiene algo que tu
taxista no la tiene así. Pasan dos jóvenes gritando – “¡Quién como yo Papi de
Papis!” ¡Fundador de los Intocables carajo!, las mujeres “mi llueven”.
El concierto
de los minibuses aumenta. En medio de la neblina, sólo se ven luces de autos.
Más kioscos empiezan a abrir sus puertas. De pronto pasa un par de policías
persiguiendo a dos hombres a uno de ellos se le cae el tolete. En medio de la
calle dos “señoritas” en estado etílico discuten. – “! Eres una perdida ¡”, la
otra responde llorando – quien te has creído para decirme eso, además tú te has
regalado tu manto de inmaculada al primero que se te ha cruzado en el camino.
Hay un total
congestionamiento de minibuses. Cuatro licorerías están abiertas. Pasa un
borracho solitario haciendo demostraciones de Karate. Otro borracho pasa
lanzando piropos contra el gobierno -“Evo es un tara igual que mi Boby, ese
cocalero es un pichicatero, un hijo de la santísima desconocida”. Los Minibuses
no respetan los semáforos. Un auto pasa por la vereda (él conductor parece
estar borracho). Pasa una perrita seguida de muchos perros, lo curioso es que
todos son Chapis. En los kioscos se aglomeran mucha gente. Un anciano borracho
pasa vociferando – “¡Soy luchador campeón de campeones y que!”.
Son las 5:45
a.m. el trafico de personas aumenta. El reloj público marca las 11:00. El frío
es menos intenso ayudantes de Minibuses gritan más fuerte Kollasuyo,
“cementerio, Garita, Rodríguez, un boliviano, un boliviano”. Varios borrachos
pasan empujando un auto viejo, después de un rato un Radio Patrulla lo detiene
y los borrachos se dan a la fuga (parece que eran ladrones). El día empieza a
esclarecerse, las luces de los postes se van apagando de a poco. Una cholita
pasa gritando – “¡Sírvase Willkaparu, linaza quinua con leche¡”. Una señora del
kiosco grita – “¡Sopita de maní con pollo, albóndiga, un boliviano, un
boliviano”! Pasa un Radio patrullas sin respetar los semáforos. Un Radio Taxi
se estaciona sale su ocupante gritando - ¡”Concha su madre que te parió, por
qué me quieres robar de frente”!.
El reloj
público marca las 11:00, el ruido de las bocinas empiezan a dar su serenata.
Llega un agente de transito cargado de conos de señalización. A las esquinas
llegan vendedores de jugos de quinua. Una señora totalmente ebria habla por el
celular algo así – “¡Pancho socalepito, is la huivara de caballero quimia
joriro con la Malquiavilincha, piro lo mito bala in las bulas calajo!”. Un taxi
se estaciona para descargar (parecen ollas) luego la señora muy molesta discute
con el conductor – “¡En doce bolivianos habíamos quedado!, cómo me vas a querer
cobrar tanto, pareces qiwsa”. Se escuchan por un parlante del kiosco “Faltan
cinco minutos para las seis, este es su programa el gallito despertador”.
El reloj
público marca 11:00 tres agentes de transito tratan de dar orden en el caos
vehicular. Una mujer abre el puesto de periódicos. Dos jóvenes en un estado
lamentable pasan abrazando a una mujer a quien se le está cayendo el pantalón.
Al lado de las licorerías, hay tres taxis viejos estacionados con letreros
luminosos “Servicio Nocturno puerta a puerta”. Para matar el frío trato de
ocultarme en el túnel mas siniestro antes de seguir describiendo más esa imagen
surrealista urbana transportada al presente.
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